Elecciones en Venezuela: el oficialismo proclama su victoria parlamentaria

El 25 de mayo se celebraron elecciones legislativas y regionales en Venezuela. Con el 93 % de los votos escrutados, el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó la victoria del Gran Polo Patriótico (GPP), coalición oficialista respaldada por el presidente Nicolás Maduro, que obtuvo el 82,68 % de los sufragios. La Alianza Democrática alcanzó un 6,25 %, mientras que la Alianza UNTC Única, encabezada por Henrique Capriles, logró el 5,18 %, asegurando representación parlamentaria.
El oficialismo fortaleció su dominio político-territorial al ganar en 23 de las 24 gobernaciones, incluidas regiones históricamente opositoras como Zulia, Barinas y Nueva Esparta. Asimismo, se adjudicó la victoria en la Guayana Esequiba, territorio en disputa con Guyana, lo que ha incrementado las tensiones diplomáticas en el Caribe.
La participación electoral se ubicó en apenas 42,6 %, una de las más bajas en comicios legislativos recientes. Este nivel de abstención refleja tanto el creciente desencanto con el sistema electoral como el efecto de los llamados a no votar promovidos por amplios sectores de la oposición.
Candidaturas oficialistas: continuidad y dominio legislativo
El nuevo cuerpo legislativo venezolano estará conformado por figuras que encarnan la continuidad del proyecto político oficialista, reforzando la concentración de poder en torno al Ejecutivo.
Destacan Jorge Rodríguez, actual presidente de la Asamblea Nacional y actor clave en la estructura del régimen, cuya reelección reafirma el control legislativo del chavismo; Nicolás Maduro Guerra, hijo del presidente, cuya elección sugiere una estrategia de sucesión dinástica y consolidación del poder familiar; y Cilia Flores, exprocuradora y esposa del mandatario, cuya presencia evidencia la creciente influencia del círculo íntimo de Nicolás Maduro en la configuración del nuevo ciclo político del país.
Oposición institucional: participación y recomposición
Aunque amplios sectores opositores llamaron a la abstención, algunas fuerzas decidieron participar en los comicios con el objetivo de recuperar espacios institucionales. Entre los electos destacan Henrique Capriles, Iván Stalin González, José Bernabé Gutiérrez y Timoteo Zambrano, representantes de distintas corrientes opositoras que, pese a sus diferencias, apuestan por una estrategia de recomposición desde dentro del sistema político.
Funcionalidad y rol político de la nueva Asamblea

La nueva Asamblea Nacional, dominada por el Gran Polo Patriótico con mayoría calificada, operará más como una extensión del Ejecutivo que como un poder independiente. Se anticipa un respaldo incondicional a las iniciativas gubernamentales, una reducción de los mecanismos de control institucional y la aprobación de marcos legales diseñados para proteger a altos funcionarios, lo que debilita gravemente los contrapesos democráticos.
La incorporación de figuras disidentes busca proyectar una imagen de pluralismo controlado, mientras se excluye o criminaliza a sectores críticos que se abstuvieron de participar en el proceso electoral o que cuestionan su legitimidad.
En el plano internacional, la Asamblea será utilizada como una vitrina institucional para simular normalidad democrática. Su existencia permitirá al gobierno sostener el discurso de un funcionamiento regular de los poderes públicos, especialmente en contextos de negociación sobre sanciones o en procesos de diálogo con actores externos.